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Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

jueves, 22 de julio de 2010

V de Venecia. Y de Vendetta


La primera vez que le ví sentí miedo. Desconfianza. No comprendía aquella sonrisa irrompible. Vi sus ojos vacíos. Quizás por eso la grima.
Fue paseando por Venecia.
Me gusta. Me encanta Venecia. No es sofocante como Roma. Ni sibarita como Milán. Tampoco es deshidratada como Florencia.
Es distinta. Puedes perderte y encontrarte en una misma tarde. Puedes estar en tierra y agua a la vez sin ahogarte. Respirar pasta y sal marina. Sentarte y ver el reflejo del cielo. Encontrar tesoros en lugares recónditos. Soñar al pasar de las góndolas. Ver lo inalcanzable pasear a tu lado sin darte cuenta. Sentir tus pasos en las calles estrechas y no saber que te espera tras la esquina. Navegar gratuitamente. Descubrir el punto donde se unen el azul salado y el dulce.
Nos reíamos. Nos probábamos máscaras simulando estar en un baile. Con las más elegantes un ligero pestañeo. Y otras sólo se dedicaban a encandirlarnos. Su precio era mayor que el de mi vida.
Fue mi hermana quien me la señaló. Le encantaba. Y yo no pude mirarla más de dos segundos. Dios. ¿Por qué me sonríe así?. Me hace cobarde. Quítala de mi vista. Parece frío. Arrogante.
¿Ves? Siempre me confundó con las personas. Hasta con las máscaras.
No quería ni mirarle y ahora es todo lo contrario. Siento todo lo contrario.
Siempre me pasa lo mismo.

1 comentario:

  1. Sabía, lo sabía.. en cuanto vi el título.. conexión? no lo sé pero me encanta q consigas ver tras las máscaras,hay cosas maravillosas.

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