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Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

La última copa. Y enchanté

Me dejaste a medias. Me dejaste a medias calles y anécdotas.  No me dejaste hacer ni decir demasiadas cosas. Y demasiado siempre es demasiado para mí. No pude decirte que no sólo me diste la sorpresa más bonita que me habían dado en la vida sino que tú eras la sorpresa más bonita que me había dado la vida. Y mira que la maldita ha sabido siempre donde darme. Se me ha llenado la boca de vómito con extra de purpurina al escribir esto. No pude decirte que eras mi seguro de vida. Nadie más podría haberme salvado de una parada cardíaca con su con[tacto]. Pude oír a tus manos mofarse de las palas del desfibrilador. 220, nena, ya noto la corriente. Ahora andaré en riesgo continuo.
Joder, tus manos. Podría haber escrito páginas sobre ellas.
No pude contarte que te cargaste en una noche mi abstinencia de dormir acompañada. Vuelvo a meter cojines en mi cama para poder conciliar el sueño. Ni gritarte que la única manera en la que hubiera sido guapa sería con la cara sollá de tus barbudos besos. Tampoco pude decirte que tenías razón cuando me dijiste que no te tenía en cuenta todo lo que habías hecho. Me retumba esa frase en la cabeza. Pero es que no me dio lugar a decirte que todos los ji, ¿no? y los no sé eran síes, por supuestos y muchos estoyrendidahazconmigoloquequieras. No quería asustar[me, te].No pude contarte que había ahorr-mang-ado para coger la primera nave y descubrir más de ese iceberg que eres. Mi imaginación estaba preparando un encuentro de los bonitos. De los que pasan a la historia de la humanidad. O por lo menos a las batallas que mi chica del pelo de trigo les contará a sus enanos. Esperaba que volvieses a preguntarme si quería volar. Ser tu alumna aventajada en las clases de planeo. De tu boca saldrían todos los pétalos que crees que necesito. Siempre me quedaré con las ganas de haber conocido a la rebelde sin causa. Y mejor en invierno. Con los pelicos tan largos que no se le vean los ojillos. Creo que es la única que te tiene calado. Y bueno, lo merece. 

¿Sabes? Estaba pensando en "y un beso de esquimal entre otros que no lo son tanto" mientras me lo dabas. Recordé algo que había escrito sobre ti meses antes pensando en el anterior. Joder, le diste vida a mi literatura. Fue precioso.  

Que mientras tú no sabías como deshacerte de mi yo me estaba dedicando a escribirte entre operaciones un cuento lleno de ventajas. Como el de Lucía y el sexo. Mi primer escrito de más de una carilla. Algo con principio, nudo y desenlace.
Que había demasiadas escenas de películas que quería recrear contigo. Hacerte mi Señor Quincampoix. Con BSO incluida. Besarte como Evey Hammond. Ser Serah. Ponerme un bañador negro y representar esa escena de Leaving Las Vegas. Y también el momento de los regalos. Decidir entre los dos si soy Ana o la chica del final de El lado oscuro del corazón. Creo que tengo más de Oliverio. Lavarte como en Copying Beethoven. Reconocerte en otros cuerpos como en El viaje de Chihiro. Responderte "porque todos los demás me aburren, tú eres diferente" como Stephane en La ciencia del sueño si tú me preguntas "¿por qué yo?". Que me dijeses como a Marla en El club de la lucha eso de "me has conocido en un momento extraño de mi vida". Ver todo caer con la tranquilidad de que tengo tu mano. La misma que habría sentido al perderme contigo por todos los puntos geográficos que dicen que existen. Todos esos puntos que siguen sin estar fosforitos en mi mapa de viajes. La misma que habría sentido al hacer una ruta por el Reino Unido para descubrir las yonosécuántas maravillas de Bansky. Acompañados por mi no-orientación y tu despiste por naturaleza.

Perdernos en tu Polo sin Norte ni Sur ni GPS. Allí nos tocaría hacer de Mi vida sin mí. Poner Senza Fine y decirte que si no me besas me voy a poner a gritar. Descubrir que cara pones al conducir. Hacerte rabiar cambiando canciones. O ponerte la cabeza como un bombo con mis desafines. Aprender a enfadarte. Causas. Efectos. Epidemiología. Y a deshacerlo con un movimiento. Sin fármacos. Me quedaba también arrancarte una carcajada. No una sonrisa. Ni una risa a medias. Carcajadas. Hacerte reír tanto que te doliesen las costillas. Y ser consciente de que el kilómetro 0 está en tu garganta.
Quería aprender tanto de ti. Más aún. Ya sabes que comenzaste a alimentarme desde el Big Bang. Descubrirme hombres que cambian los días y la vida. También se aceptan mujeres, ¿eh? Aprender a montar en bici. O a meter el culo en las cestas de Cruzcampo. Y los patines. Encontrarnos en librerías desconocidas y salir con algún tesoro no reconocido. Golpear las venas como tú lo haces. Bailar en la calle sin música. Aprender a decir todo aquello para lo que nunca me instruyeron. Y a pronunciar a la perfección esa palabra que tanto te gusta. Practicar lo que aprendiese en clases de piano sobre tus costillas. Besarte debajo de la lluvia. O bajo la alcachofa de la ducha. Lluvia artificial. Desnudos en la playa. O vestidos en la bañera. Experimentar[te]. Demostrar científicamente si es posible besarte con desgana. O saber cuántos capítulos de un libro te caben en el cuerpo. Ver si se desgastan o se corren los bolígrafos al saber que te transitarán. Me quedaron demasiados etcéteras que vivir[te].

A menudo creo que los espías te tienen en un zulo. Y que no eran sino tipejos de Coca-cola. Por eso que no paren de decir que hay razones para creer en un mundo mejor. Y es que la vida es menos puta desde que me dijeron eso de "vengo a hablar contigo porque me han dicho que eres una tía muy interesante". 


Sonríe chico guapo de la gorra. Que yo lo hago siempre que te cuelas en mi materia gris. 


martes, 27 de diciembre de 2011

Borradores. Y limpieza

La ropa se me queda grande. Será que te echa de menos y quiere que quepamos los dos dentro de ella. Mis huesos salen a buscarte. Se ofrecen salientes por si naufragaste y necesitas que te salve.

Aunque más bien soy yo la que necesita el bote. Pero esto es como las circunstancias de Ortega y Gasset.Si no las salvo a ellas no me salvo yo. Tú eres mis circunstancias. Y Tú me salvas. 
Sé que hablo para mi sola. Para nada. Porque no (me,te) salvaré. Benedetti estará contento. No me salvé. Ni ahora ni nunca. Tal y como él quería. 

 

martes, 20 de diciembre de 2011

Mala circulación. Y canela

Hoy me he levantado más zorra que de costumbre. En todos los sentidos. Animal instintiva. Promiscua. Domesticada. El calendario me ha dicho que hace 75 días que tu paquete estaba en mis manos. Hace 75 días que mis manos están heladas. Hace 75 días  que mis dedos siguen llevando tu nombre cuando desaparecen entre mis piernas. Y no puedes hacer nada para evitarlo. Ya se me pasará. Como todo. Como a ti. Pero mientras tanto ahí estoy. Follándome a tu recuerdo. Me lo follo. No le hago el amor. Eso lo reservo para ti. Sea ahora o dentro de treinta años. No sabes las lluvias tropicales que desencadenas en mi imaginación. Así que figúrate. Tú. Que siempre acabas kilómetros por delante de mis expectativas. A ratos te mando a mamarla. Y a ratos me encantaría estar mamándotela. Y si no te gusta, ¿sabes lo que tienes que hacer? Venir aquí y sacar mis manos de mi entrepierna. Meter las tuyas. O tu cabeza. Te resguardaré del frío en las orejas. O tu bajo ombligo que me desubica en el espacio y en el tiempo. Enbestirme una y otra vez con tus neuras y vicios. Intentando hacer que huya de ti. Arrancarme la ropa en tu lucha por sacarte de mi perturbada mente. Desgastarme las articulaciones con la esperanza de que te olvide después de saciar el mono. 

Dame otro puto amanecer. De esos en los que parece que estás dormido. Pero en cuestión de milisegundos te tengo encima dándole los buenos días a todos mis sentidos. Incluso a los que no existen. Incluso a los que tú inventaste. 



lunes, 12 de diciembre de 2011

Hiperestesia. Y bipolares

Ojalá pudiera escribir. Pero hace tiempo que no le rezo a las palabras.
Me hicieron dejar de creer en ellas.

Ese. O. Ese.