Footer

Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

domingo, 26 de junio de 2011

Bien viaje. Y lo que no vibra

Me falta mi muchedad. Creo que más bien nunca la tuve.
No tengo razones ahora. Y sin embargo mírame. Vacías lo mismo que llenas. Y es un quiero y no puedo. O un quiero y puedo. Es un joder, no saltes. Hoy me voy a parecer a una pequeña subterránea. Me da lo mismo que me sigas o que no.
Debe tener fugas. Parece que se rellena y es mentira. O tal vez sean pilas recargables. Necesito un sustento. Y se me olvidan las proporciones, el sabor y mis oídos.
También debe faltarme mi poquedad. Siempre tuve la esperanza de que los bultos fueran algo malo. Así tendría la excusa para ser tan idiota. Sólo tienes que mirar alrededor. Jamás creí que llegaría a eso. Mi segundero suena demasiado fuerte. No me deja pensar. Se me apelmazan las ideas entre las paredes de este cuarto. Me retorcería si no fuera porque perdí mi flexibilidad mucho antes de lo previsto. Imagino. Imagino. Imagino. Y lo que muchos creen que es sublime no es más que el deseo de ver. Un maldito manantial en el desierto. Los aires no serán los mismos si tú no me cortas la respiración. Nadie. Nadie lo sabe. Nadie sabe lo que invade mi sitio. Como me acorrala. Las marcas me siguen. Me agobian. Me muerden. Jamás me dejarán. Y yo necesito deshacerme de ellas. De las marcas. Del peso. Mi mierda. Y mis roces. Para ti. Por ti. Para nadie. Por nadie. Que no se atrevan a tacharlo de obra maestra. Esto ni nada. Juego al dadaísmo. A que la terapia funcione sin gastar las ochocientas libras que me quedan. Tiene que darme tiempo. No quiero que me pregunten. Dar. Dar. Dar. Algún día llegará mi turno. Podría haber llegado. Deseaba que así fuera. Podría haber sido Tayler Durden. No me sigues, ¿verdad? Ni lo intentes. Podría haberlo sido. Creí que era el deja-vú. De veras. No mereces. Pero así soy. Responde que sí. Dolerá. Y Rapunzel se irá. Lo reservaba para ti. Pero ya vienen las velas. Y no tengo nada. Seguimos en el mismo sitio desde que creaste la escala. Había apostado todo. Más de lo que tenía.
Tú siempre esperas gestos. Yo palabras. Vivimos en mundos distintos. 
Idiota. A saber porqué esperabas más. Nunca has merecido. Era demasiado, ¿no crees?.
Lo peor es que nadie sabe de lo que hablo. Y si lo hacen, si lo haces, estaré agachada en el suelo.
Fibrilación ventricular. Taquicardia ventricular sin pulso. Disociación electromecánica. Asistolia. Asfixia por cuerpo extraño. Ponte hasta el culo de opiáceos. Naloxona. Podría haberte salvado de mucho. De mucho. Hubiera querido hacerlo. Lo sé. Lo sé. Es una maldita ida de pinza. Pero así me muevo. Lo hice porque pensé ¿qué carajo? Con unos pocos miliequivalentes de más podría dejar frito a alguien y lo dejan en mi mano. ¿Cómo no voy a arriesgarme a esto? Pero siempre se me olvidan los efectos secundarios. Nunca los recuerdas hasta que vuelves a estar dentro. Y parecía que ésta vez sería distinto. Vivo en un mundo de hipócritas. De mentiras piadosas. Y no tan piadosas. Más bien beneficiosas. Jamás pienso volver a decirle guapa a alguien que no crea que lo es. Ojalá pudiera ser como tú. Estar fuera de todo esto. Claro que te envidio. Pero también me jode el extrarradio. Y volver a hablar de lo que no quiero. Esto va a ser eterno. Tanto que nadie querrá entretenerse en leerlo. ¿Y qué más da? Menos los cuatro gatos-amigos de siempre nadie se digna. Ni siquiera ellos. Es el típico falso apoyo que se da. Porque al fin y al cabo esa es una de las funciones esenciales que tienen, ¿no? Más mierda barata. Hay mucha. Demasiada mierda barata. Pero trago. Como siempre. Sin prisa pero sin pausa. Que luego no puedes respirar y a ver quién te salva tonta del culo.
Y mira que me lo prometí ¿eh? Pues nada cielo. Y ahora hasta los dioses se han quedado pequeños. Y eso es grave. Bastante. Y después de todo debo dar las gracias, ¿no? ¡Qué os jodan con vuestros putos modales del primer mundo! Que yo me voy con mi egoísmo, mi hipocresía y mi gilipollez puestos encima. Y no es que me enorgullezcan. Pero cariño, prefiero eso a llevar una piel de zorra que no es mía.
Sí, todo está bien. Todo está bien. Estoy bien.