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Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

domingo, 2 de diciembre de 2012

De pérdidas. Y perdidos

Pido a la peonza de la vida que deje de dar vueltas. Que no encuentro el norte. Que no paro de caerme al suelo.
Todo esto me hará mejor. Les entenderé como nadie. Para algo tiene que servir. Consuelo de tontos.
Esto no tiene nada de literatura. Nunca lo fue. Ni lo pretendí.
Siento los ojos en tarros de formol. Las extremidades en cámaras frigoríficas. Y la respiración consciente.
El imbécil se cree que no tuve suficiente con quedarme sin monarquía. Ahora también quiere quitarme la mitad de mis cromosomas. No sé qué te he hecho. De veras. Has incumplido todos nuestros malditos pactos.
No sé si te das cuenta de lo que estás consiguiendo.
Que estuve a un giro de pie de morir y me dió lo mismo.
Me dió absolutamente lo mismo. No sentí nada.
¡NADA!
¿Sabes lo triste que es eso?
Rebobina hijo de puta. Rebobina.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Peces que no lloran. Y crematorios

Me desgarran las armas que colgaste de mis órganos al irte. Me puede el dolor precordial. Se me olvidan horrorosas veces al día que ya no estás. Y para nunca. Que no podré encontrarte por mucho que busque bajo todas las camas. Que ya no debo tener cuidado al caminar a oscuras. Voy a escribirte hasta que dejes de doler, hasta que dejes de pesar, es decir: nunca. Serás mi musa. Siempre lo fuiste.
Nadie más podrá reinar.

Tuve que ver cómo a mi Principito le mordía la serpiente. Y yo sólo quiero abrazar su cuerpo frágil. Mecerla con su nana. Pero ya no es más que polvo. O esa soy yo. No lo sé.

El papel fotográfico no tiene tu tacto. Y no podré perdonarme no saber describirlo.
Hay tantas palabras que ya jamás podré volver a repetir.
Te las quedaste todas mi vida. Te las has quedado todas.

"La muerte ya no asusta, tengo arriba a quien me espera." 


lunes, 9 de julio de 2012

Esternón. Y cardinal

Mi madre me dijo que si lloraba por cumplir los veintiuno qué haría cuando cumpliese los cincuenta.
- Me da igual -le dije- no pienso llegar a ellos.



lunes, 4 de junio de 2012

Tumores. Y temores

Los domingos se me hace esdrújula la nostalgia. Siempre se me acentúa.
El día de la marmota ha venido a manifestarse. Y estamos como hace meses. Ya podían los tumores ser temores. Y que se difuminasen con abrazos. Pero a los cromosomas les resbala el amor por los telómeros.

Los hologramas que dejó por el camino hacen su tertulia semanal. Siempre después de las doce. Hablan de mordiscos en los hombros y de cinco guepardos impresos en un gemelo. De mirar a la izquierda. De abrazar a la almohada. 
Abrazos. En eso he pensado hoy.
En cómo
los rescates financieros
los elefantes asesinados por reyes
la subida de tasas
el paro imparable
la iglesia que se libra del IBI [y no sólo del mal, amén]
el fin del mundo de los mayas
las extirpaciones de cadenas mamarias
todo
todo, haría menos daño allí.
En la guarida que empieza con la trenza de mis brazos alrededor de tu cuello. Me enreda tus ramas en los costados. Y termina respirando cercana a tu nuca lo más parecido a la paz que he olido nunca.

Pero sólo me queda el confluir de factores genéticos y ambientales esperando que me den alucinaciones táctiles. O recortar un trozo del infinito que envió y guardo bajo el colchón. 

Poder contar contigo. Como Benedetti. Y números también.
Que no es lo mismo un hasta nunca que un hasta siempre.
Que el horóscopo hoy me ha dicho "Marina querida, el Cielo se abrirá para ti". Y que no era una falta ortográfica. Te ha nombrado.
 Y yo he pensado: "Ojalá que sea que viene a darme uno ultrasónico"



domingo, 6 de mayo de 2012

A mi columpio. Y madre

Se me forma un trombo de palabras cuando intento hablar de ella. Y es que no es fácil probar a unir letras que se apilen llegando a la azotea de la deuda eterna que tengo con sus días. Es preciosa. Lo era de pequeña con su tebeo entre las manos. Vestida de blanco con los labios lleno de ilusiones. Después de cada una de nosotras. Cada vez que viene y me cuenta lo que ha aprendido. En todos y cada uno de los momentos en que me pregunta cómo está. Y también cuando no lo hace. E incluso cuando se levanta con los párpados a medio camino y su pelo ha decidido ser anárquico. Ahí diría que está más bonita que nunca.
No sólo nos ha criado a nosotras. Hay más de ésta familia que la consideran madre además de nuestra fiera en miniatura. Sin olvidar a todos aquellos que a lo largo de los caminos (nunca mejor dicho) la llamaban "mami" y buscaban sus consejos como resorte. Entonces a mí no me queda más que recordar lo que dice mi querido Tayler Durden:  "Estás en la boca de los sueños de tantos que todavía, cuando no miras, celebro un gol a la vida por haberme tocado, tú, que podías elegir destino y escogiste precisamente el mío." Saber que tantos la quieren pero es mía me hace incandescente. Y me pregunto si podré tener más suerte a lo largo de mis días porque con ella ya me llevé la palma. No sería justo para el resto. 
Y yo no sé cómo compensarla. Sí que hay una caja llena de felicitaciones, dibujos y pamplinas que demuestran lo que pocas veces digo. Siempre fui más de escribir que de decir. Y espero que ella sepa perdonar esa ausencia. Pero cada día se lo susurro con mis córneas. Y se me escapa entre líneas cada vez que le hablo. Ojalá sepa escucharme. Aunque yo creo que sí, que la telepatía que nos une desde que era un cigoto no puede fundirse. Eso va sin pilas.

Es la culpable de mis llantos nunca superados con Dumbo y todos esos traumas madre-hija de Disney. Siempre pienso en ella. También de que con veinte años haya visto más mundo que muchos en toda su vida. Ojalá supieseis lo maravilloso que son los aviones a su lado. Y las calles. Y los museos. Y la risa tonta que nos entra en los hoteles. Ver su cara ante El beso de Klimt o el espectáculo de Wishes o regalos de los seis de enero son cosas que aún no he aprendido a describir.

Imposible no sonreír al recordar los vestidos que me ponía que siempre picaban en el cuello. Las luchas por no querer bañarme y luego no querer salir de la bañera. Y por huir de esos baños nasales de sal marina. Las horas sentada delante de un plato de chicharos. Sus engaños con la comida. Su arroz con leche. Sus croquetas. Los miles de perfumes que ahora son ella. Cómo lloré la primera vez que no pudo acompañarme al colegio porque estaba mala. El pasear siempre agarradas. La risa de pulgoso que le sale. Cómo me deja colarme en su cama. Cuando me acosa para pedirme cariño y me dice que ya no la quiero. Su cara expectante esperando que abra un regalo y me encante. Su siempre "vas a llorar" cuando me los da. Como me mira cuando cree que estoy guapa. Y también cuando piensa que algo me queda horroroso. Su gusto por mi pelo. Y por presumir de mis ojos, mis pestañas y mi altura. Lo que le gusta ir contando por ahí lo que hace su niña. Lo que estudia su niña. Verla con dolor de estómago de tanto reírse cuando está con sus amigas o con su "chiqui". Cómo hace amigos en los autobuses. Sus ganas de siempre ser la mejor en inglés. Y ver cómo nos supera a todos con creces. Verla hablar por otros países es un gustazo. Todo lo que ha hecho por tachar a mi corta edad tantos de los sueños de mi vida, esa insaciable lista. Verla beber leche a morro. O abrir la boca al pintarse los ojos. Su hombro que supera a las almohadas de viscolátex. E incluso cuando me dice que parezco un cerdo con esa argolla puesta.

Mis fracasos duelen más en su presencia. Pero en vez de echarme abajo es cuando más me quiere. Y de eso sí que no sé qué decir. Y las victorias que a veces recolecto no tienen sentido si no tienen su aprobación. Me empuja hacia mis sueños. Pero no con fuerza. Pero no me oprime. Es más como una palmada en el culo al nacer. Me deja ir sola en su conquista. Pero sé que la tendré a un silbido a mi lado.

El presupuesto siempre lo rompo por ella. Y saber conmoverla me da segundos extras de vida. Y le prometo que cuando trabaje le regalaré esos bolsos imposibles, esos viajes que nos faltan, esas lámparas para su casa de muñecas. Le daré todo lo que quiera. Todo lo que me pida. Y no será suficiente. 
Que sea feliz. Feliz hasta el hastío. Hasta un estado de continuo ronroneo. Eso es lo que quiero. Eso es lo que debe sentir. Menos sería faltarle el respeto a la vida. Y ella me enseñó demasiado bien la educación. 

Imposible no temblar al pensar en su ausencia. Ella se ríe de mí cuando me cabreo al escuchar sus bromas sobre lo corta que tiene la línea de la vida y lo poco que le queda. Pero a mí no me hace gracia. No estoy preparada. Ni ahora ni nunca. La necesito tanto. Soy una niña entre sus brazos de goma que borran el dolor y la tristeza. Porque no podré soportar no decir nunca más su nombre. Porque ella es la palabra más bonita del mundo. La primera que dije. Y la que no quiero que se quede enterrada en mi garganta.

Madre. Mamá. Mami. Mamuchi.Mamotiz. Má. Mi queridísima Mii. Te quiero. Más allá de cualquier límite espacio-temporal. Te quiero. Gracias. Infinitamente infinitas. 





Y la felicidad es verte andar por casa, todas esas arrugas que la risa hizo en tu cara. Madre siempre habrá, estemos donde estemos, una gran línea recta entre tu cuerpo y mi cuerpo.

jueves, 29 de marzo de 2012

Magnéticos. Y Dios

Me castañearon las piernas. Las cuerdas. Y las corcheas. Si es que alguna vez tuve de eso. Temblé al abrirle la puerta. Llevaba cuatro días de retraso. O quizá toda la vida. Le desnudé. Sin preliminares. Sin cuidado. Sin más. Le dejé desnudo. De cuerpo. Y de alma.
Esperaba mucho de él. Mucho. Pero sabía que estaría a la altura. Que se reiría de ella. Me tenía muda. Absorta. Y de rodillas. Como a Bécquer. Haz conmigo lo que quieras. Le susurré. Le grité. Le dije. Con palabras. Con las córneas. Con los dedos. Y así lo hizo.

Nunca me sentí más cerca de la libertad. Sonreí. Y  me retorcía cada vez que escuchaba salir la maldita palabra de su boca. Libertaz. Rememoraba todos los movimientos. Me enseñaba a cada línea que escribía en mis oídos. Abría puertas. Aurículas. Ventrículos. Y pupilas. No sabía que sería lo siguiente. Sin embargo no quería que el momento terminase. Me despistaba. Me mantenía en vilo. Sabía sorprenderme. Iluminarme. Claro que provocaba mis terremotos. No hacía falta que apretase su estilo para que me desnudase. Tengamos estrellas. Seré la luna si tú me dices cómo.
Me pidió que le bailara. Y a mí me divertía. Mis brazos tirados con helio. Mi melena que quería que mis costillas se riesen. Y mis caderas comenzaron a correr detrás de la batería con el fin de atrapar el ritmo entre mis muslos.
Frené en seco. Su gravedad se me agarró dentro. La de Newton. Y la de su tono. Me vacila. Me provoca. Me conoce. Sabe que me encantan los cereales de fibra. Él se folla los versos de los demás. Y yo quiero que esa maldita canción haga trabajos manuales en el camino que sigue a mis rodillas.
Me incapacita. Anula mis funciones vitales. Vuelve voluntario todo aquello que no lo es. Me importa una polla los babeos y el olor a alcohol. Es más, ya sabes que me encanta. Y me [re]bautizo con su santa saliva para llamarme Serah.
Me reclino en el sillón. Reptan por mi dermis sus versos insensatos. Serpientes que arquean columnas. Y propagan extremidades. Dudo de mi condición humana. ¿No serás tú uno de esos encantadores flautistas? ¿Acaso si abro mi boca puedo asegurar que mi lengua no es bífida? ¿Era el amor al sexo o al saxo sin amor lo que nos guiaba? Y sin avisar [como traidoras] me muerden. El latido que habitaba en mi coño se fuga a mi cabeza. Arde. Duele. Es el no poder devolverles el brillo lo que vierte cataratas oculares. Es acabar así sin poder evitarlo.
Pero si él lo dice no lo haré. No me rendiré señor, a ti me debo. Limpia el tono plomo. Succiona para quitar el veneno. Sabe poner puntos simples. Colchoneros. E incluso grapas en mis heridas. No pregunta si son quirúrgicas. O traumáticas. Deshace mi fatiga crónica cada vez que se me cae el velo y veo la mierda terminal que nos acuna. Así es él. Me salva. Porque sabe que aún soy una niña. Que no merezco poner sílabas a mi dolor. Mi analgesia. Mi anestesia.
Hay quien dice que hay palabras que cambian de piel y parecen más dulces. Haz un trueque de piel por música. Esto ya es íntimo. Y tenemos compañía. Pero más kamikaze soy yo por no parar. ¿Chica misteriosa? No creo. Más bien lo contrario. Conmigo sí que tendrías un auténtico abrigo. Es lo que soy. ¿Te mareas?
Por fin. Aquí está. Nunca será tan hipnotizante como con Dernier Domicile Connu. Sin embargo es perfecta. Con y sin alcohol. Miro al suelo. Un palmo y medio para pisar tierra. No creo que se pueda evitar[te]: No [l]evitar.
Es constante. En la azotea. Y en el subsuelo. Antes de salir. En lo que dicen los demás. En las salidas con Baco. Y en sus secuelas. Pero nunca en mis sueños. Morfeo está celoso. Dicen que El Padrino es la respuesta a todo. Yo creo que eres tú.
Me buscaron 16 veces por esos renglones. Antes de que aparecieras. Sí. Señales. Tampoco sé dónde está Adán. Podría hacer un pastel con la manzana. Y fumarme las hojas de parra mientras espero. Sé que tú ya tienes Eva.
No te fíes. De ti salió eso de más de lo que digo es lo que escondo. Bien lo sabes. Está dentro de mí, no conmigo. Eso es a lo que yo llamo ático. Mi infierno personalizado. Donde todo entra y poco sale. Por suerte está tu empuje. Escucha. Escucha atento. Estoy renaciendo. ¿Sabes que podrías llevar a la quiebra  a todas las empresas farmacéuticas? El prozac quiere llevarte a juicio. Sin embargo disminuyó el paro entre los fisioterapeutas. No sabes cuántas contracturas hay de tanto sonreír.
Volver a volver a empezar. Te salvó. Y ahora tomas el relevo. Llega la primera que nació. ¿A qué altura estaré ya? Puedo mofarme de las azoteas. Ando más arriba. ¿Cuánto tendré que esperar para que el ritmo me diga eso? O mejor que el ritmo. Se elevan mis comisuras a cada nota del bajo. El precio del poder. Esto es mejor que toda la montaña de coca de Tony Montana.
Un invitado inesperado. Escandaloso. Nunca mejor dicho. Escandalosa manera de aojarme.
Bendito el día que te nombraron para mí. Y la boca de la que saliste. No todos tienen la suerte de encontrar en su camino jazzimientos.Mi Karma es un buen chico.
Me plantan el postre delante. El buen sabor de boca es proporcional a las ganas de más. Maldita suerte tiene la cariátide que sostiene tu cuerpo. ¿De tu boca sale algo malo alguna vez? No hay peritos capaces de evaluar tu grandeza. ¿Quién podría no tener después de esto días largos suficientemente buenos?

Que gracias, joder. Gracias. Por los botes salvavidas. Por el milagro de 1980. Por el 799 de 4000. Por lo músicos a los que nadie escucha. Por la música pura.


¿Por qué decidiste permanecer pobre, dejándome a mí tan rico?


sábado, 4 de febrero de 2012

Sábados. Y taxistas

Me sabe a humedad. A calambre. A coincidencias. Y a alcohol. De ese en el que nos gusta bañarnos. Y del que uso para curar[nos] las heridas. Las que teníamos. Y las que a veces nos [des] y a veces hacemos. Me sabe a silencio. A intervalos. Me sabe a calendarios. A mi puñetera apoptosis. Al Nessun Dorma haciendo que mis martillos, yunques y estribos crean estar hasta el culo de MDA.
No voy a decirte que tu nombre me sabe a hierba. Eso dejémoselo a Serrat. Y si me sabe a hierba será con nombre de mujer. Y créeme que no quiero que me sepa a nombre de fémina a no ser que lleve una [n] intercalada. Entonces sabría a sal.

Lo sé. Apesto a recaída.



martes, 24 de enero de 2012

Vueltas. Y más vueltas

Sigo siendo una experta en perder el tiempo. O lo que la mayoría cree que es eso. A mi nunca me lo parece. No hago del todo las paces con el deber. Siempre creeré que hay ciertas cosas recuperables y otras que no. Son justo ahí. Y no se volverán a repetir. El humo sale del cigarrillo de papá, pero nunca vuelve a entrar. Por eso las elijo antes.
Venía a contar que sonrío. Creía que me caería por la cuerda del trapecista. Pero desde lo alto pude escuchar al público vitorear que había llegado al otro extremo.
Que sonrío. Que tengo una fiera que al parecer me acompañará hasta firmar mi madurez. Y que la presencia de muchos destroza las teorías cristianas de la existencia de un cielo. El mío está aquí. Con ellos. Supongo que esconderán sus alas bajo la ropa interior.

¿Living is beautiful o me lo parece a mí?


Se me olvidaba, muy feliz 2012. Ahora sí. 



martes, 3 de enero de 2012

Capacidad pulmonar. Y el accidente del Ferry

Me da igual que no creas. Me da igual que no me conozcas. Yo tampoco creo. Yo tampoco me conozco. Pero reza. Por favor. Reza. Por ella. Por mí.Por todos nosotros. Por no ser Meredith Grey en el agua. Reza. A tu dios. Jesucristo. Alá. Dioniso. Iniesta. Eminem. O Javier Ibarra. Me da igual como se llame. Pero reza.

Practicaré todo lo que me enseñaste.Recordaré todas las noches en que lo hacíamos juntas. No quiero echarla tanto de menos como te echo a ti. Y no creo que tú quieras tenerla de compañia por esos lares. Ella es mi razón de mi Noviembre dulce. Y tú por la que es triste. Le amo y le odio. Ya lo sabes. Habla tú con quien quiera que mande por ahí. Ayúdame.


Me moriré. Me desintegraré sin ella. Me moriré. Seré una buena chica. Más aún. Puedo serlo. Lo prometo. Seré una buena chica. Seré una buena chica. Por favor. Lo seré.

Seré una buena chica. Lo prometo. Lo seré.
Mañana será el primer día del resto de mi vida.

domingo, 1 de enero de 2012

Mi reina. Y mi ruina

"De nuevo me sentí helado por la sensación de lo irreparable. Y comprendí que no soportaría la idea de no oír nunca más su risa. Era para mí como una fuente en el desierto"
Eso  me pasa. Cambia risa por ronroneo. 
Estaba escribiendo algo bonito. Positivo. Quería escribir mi necesaria balanza. La que hago cada año. Quería decirle al 2011 que le quería. Que le amaba. A pesar de los pesares. Mi año montaña rusa. Con caídas libres. Roces con el cielo. Loopings. Y vueltas. Pero siempre esa sensación. De querer repetirlo eternamente. Quería decir que al final siempre me quedo con lo bueno. Que la balanza había hablado por sí sola inclinándose descaradamente hacia lo incandescente. Como a mi tanto me gusta. Que cada año al fin y al cabo tengo la sensación de que es ese el mejor de mi vida. Y creo que eso es precioso. Imagínate cuando tenga 89. Pero no puedo mentir. Un sólo día puede cambiarlo todo. Y no recordaba esa clase de dolor. Mi puzzle. Ayer le dieron un golpe a mi puzzle. 
He crecido mucho. Y por suerte no más de altura. La palmera que se dobla pero aguanta el huracán. En eso tengo que pensar. Porque sé que cuando algo se desea de veras todo el universo conspira. Soy una buena chica. El Karma no puede hacerme eso. Y le rezo a alguien en quien no creo como todos creen. Y le ofreceré promesas. Pactos. Y lo que sea necesario. Porque la necesito. Sé que no todos pueden entenderlo. No me preocupa. Nadie lo ha vivido. Nadie la ha tenido. Nadie sabe lo que es que te despierte cada mañana. Y mover las piernas cuando duermes y notarla ahí. Que tenga una pesadilla se meta contigo dentro de la cama y notarla contra tu barriga. Trece años conmigo. Desde los siete míos. Ella es mi infancia. Mi adolescencia. Y mi casi edad adulta. Ella soy yo. Me ha dado más lecciones que muchos ilustres. No existe el equilibrio si no la tengo a mi vera. Como ahora. La genética se lució. El genotipo y fenotipo perfecto. Y eso que no era ella a por quien fuimos. Luego quieren que no crea en el destino. Sé que no será inmortal. Ni yo tampoco. Pero ella es mi bicentenaria. Ambas lo seremos. Mi compañera de estudios. Mi hija. Mi hermana. Mi amiga. Y mi madre. Mi risa. Mi ternura. Y el amor de mi vida. 
Aquí intercambiamos los papeles. Yo soy el animal. Y ella la persona. Yo soy la zorra. Y ella mi Principito.
 No puedo decir feliz 2012. Todavía no puede serlo. Pero lo será. Lo será. Tiene que serlo. Y entonces volveré a contar [te,os] que no tengo propósitos de año. Pero quiero que mi máxima sea que nada es tan urgente, nena, nada tan importante, nada merece más la pena que el instante que tenemos delante y el siguiente y la oportunidad de hacerlo diferente. En esta casa somos chicas fuertes. Mucho. Ella lo es. Será nuestro Renacimiento. 

Has colgado tu bandera traspasado la frontera, eres la reina. Siempre reinarás,siempre reinarás. No puedo vivir sin ti, no hay manera. No puedo estar sin ti, no hay manera.