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Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

domingo, 24 de abril de 2011

Un submarino soviético. Y besos radiactivos.

Dice Carlos Chaouen que la piel no es materia inerte. Sabe demasiado bien lo que se dice. Es como si sus dedos hicieran sinapsis con mi cuerpo. Con mi piel. Siento la descarga. Las malditas moléculas fluyendo entre nosotros. Como esa película  eléctrica que se forma en el televisor. Aún no has llegado a acariciarla y ya están ahí. Chispas. Sobrepasas la química. Podemos reírnos de la física. Somos agua y un maldito secador de 2200 watios. Podrás erizarme como a un gato con un sólo dedo si lo deseas. 

Vuelve a perder los pantalones.En el Albaycín tal vez. En la Alameda. O en tu cueva.
Déjame andar por tus 190 kilómetros. De cama. 
Voy a romper todos mis relojes de arena. Quizás así tus señales de humo lleguen antes.Voy a llenarte de pellizcos de juguete. Si quedan marcas así tendré excusa para cuidarte. 
No sé. Quizás podríamos hacernos deshollinadores. Y pasear al ritmo del Chim Chim Cher-ee de Mary Poppins. O componer esa banda sonora de la que me hablaste. Puede que te haga protagonista de mis folios en blanco. Creémos interferencias en todas las radios.
Sí. He raptado tus palabras. Esto es más tuyo que mío,créeme. Pero pienso pedir un rescate por ellas.


Ven. Que quiero experimentar contigo. Saber si seguimos siendo materiales conductores.