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Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

jueves, 23 de marzo de 2017

Vivir adrede.

Me recuerdo sentada en el suelo de tu cuarto. La luz tenue. El lavanda de tu pared. Creo que cenamos allí. Bebíamos lambrusco. Y te levantaste del suelo, cogiste un libro y no sé si abriste tú al azar o me dijiste a mí que eligiese una página cualquiera.

Te pusiste detrás de mí, en cuclillas. Pusiste tu barbilla sobre mi hombro. Y tu lado izquierdo de la cara tocaba el mío derecho. Recuerdo el roce de tu pelo y de tu barba. El tacto de tu mejilla. Quedarme pegada quieta, inmóvil, como si al moverme un milímetro fuese a romper el momento. Y comenzaste a leer:

Desde mi sólida banqueta, o sea desde mi trono de pelagatos, veo desfilar el tiempo y sus minucias, los torbellinos del desorden, las fragatas que en el puerto se mecen impasibles, los murciélagos que inmóviles vigilan, las golodrinas que regresan cargadas de experiencia. También manos que ahora son casi garras, bocas seductoras que reclaman besos, pieles que se convierten en pellejos, ojos que aman cuando miran, colinas de allá lejos que se acercan, arroyos que se vuelven ríos, ríos que se vuelven mares. Desde mi sólida banqueta, desde mi trono de pelagatos, veo cielos que se aclaran y oscurecen viejitas que no hace mucho eran muchachas, desalientos que fueron esperanzas. Pero también futuros que se abren y nos llaman, con promesas que quién sabe y no obstante admitimos. El mundo pasa sin interrupciones, con paisajes que llenan el contorno, alarmas con abismos, glorias inaccesibles, perdones que no pedimos y alborotos en la conciencia cerrrada con candado. Hasta que una noche inesperada, los párpados sucumben y ya no se levantan.

Me retumbaba tu voz en mis oídos. Como un ronroneo que no quieres que pare. Miraba tus manos sosteniendo las páginas. Era algo tan íntimo. Tan Mágico. La complicidad de la que tú siempre hablabas. Podría haberme quedado a vivir en ese plano pa' los restos.

 Sentí a mi corazón coraza querer irse contigo. Y ahora, perdido a medio camino, todavía se niega a regresar.

domingo, 19 de marzo de 2017

Inventario.

Cosas que quitar de la vista:
-Poster Pulp Fiction. Primer cumpleaños.
-Ilustración 'El lado oscuro del corazón'. "Si no saben volar pierden el tiempo conmigo". Todavía recuerdo lo rojo que se me puso el corazón cuando la vi, por tu despiste, antes de que me la regalases.  
- Ilustración de La novia "y yo dormiré a tus pies para velar lo que sueñas", veinticinco cumpleaños. El verso en realidad no es así, me lo inventé. 
-Ilustración Californication "hasta que las putas ruedas aguanten, cariño","creo que todos tenemos a una persona que se nos mete bajo la piel y no se va". A veces miraba la frase antes de dormir y me sentía culpable. Otras sonreía por saberme ella. 
- Cuadro del Principito, veinticuatro cupleaños. El que más pena me dió quitar. Volverá algún día a lucir en una pared. Decía en la parte de atrás que me querías como el Principito a su rosa, o algo así. 
- Lámpara KaseO. Reyes 2016. 
-Flores: las gerberas que me regalaste cuando fui por la comunión de tu primo. La rosa el 9 de noviembre porque no encontraste violetas. Clavel de la feria. El ramo de violetas por el siguiente 9 de noviembre. Este último no hubo nada. Otra rosa que ya no recuerdo porqué. Joder, no lo recuerdo. 
-La nota de dentro del armario, esa en la que me dabas las gracias por cuidarte, que tú lo harías pronto. Y me decías "te quiero mi futura R1". Nada ha sido cierto al final.
- Marco de fotos con foto en la avenida constitución en navidad. Te daba un beso. Creo que fue los primeros reyes... Sí, cuando Murphy. El día que te conocieron en casa.
-Cervezas: del festival de las naciones, de una de las primeras veces que quedamos en el río. En grupo, con Charo, María, Pablo y te trajiste a Suso. De un cumpleaños tuyo, el del totem. Y otra que sería de cualquier vez contigo en cualquier sitio al que saliésemos juntos. 
-La princesa chicle de papel, que en realidad no recuerdo siquiera si es tuya, pero intuyo que sí. 
-Los pétalos que me pusiste en nuestro segundo aniversario en Granada. 
- Tus fotos-postales. Y una postal de Cantabria que he encontrado con el resto. 
-Fotos de carné tuyas.
-El sobre del regalo de las entradas del teatro de Mérida con los recuerdos de allí. 
-Las tropecientas fotitos para el guardapelo. 
-El guardapelo, con su foto y tu pelo ya sin gomilla. La rompió V de tanto abrir y cerrar y jugar con el mechón.
- Un posit que hacía referencia a ti: "voy por las calles tan contenta y no llevo encima más que tu nombre". 
-La vela larga de tiger que compraste para mi cumpleaños cuando estaba estudiando el eir y fuimos a tu piso y me habías hecho la tarta de obleas que no nos cabía después del Foster. 
- La vela de nuestro segundo aniversario: el que pasamos en granada y me dista la sorpresa, hincado en el pionono. 
-Polaroids: Málaga en el puerto, Granada, Mérida sólos y en grupo. Y las que tú tienes que ya ni recuerdo.
-La polaroid falsa: la foto que nos hicimos en el piso cuando quedamos con David y Charo para Delimbo. El día del porro de Amsterdam del cajón de la tele. La primera vez que subí una foto de los dos de cara a instagram. 
- La foto de las setas. Estoy bien guapa ahí, ¿eh?
-La foto de la boda de tu primo. Nos quedaremos con la duda de saber si nos hicieron alguna. De saber si salimos en el vídeo los dos hablando en la ventana. 
-La foto del río, la que puse cuando tu hermano escribió eso tan bonito de nosotros. 
-La foto de la comunión, ahí me querías fuerte, ¿eh?. Me quedo con tus miradas de lelo de amor. 
-La foto de la provenzal, esa que le mandamos a tu madre en plan mira con quien he quedado y llevábamos ya juntos yonosécuánto. 
-El resto nuevas que tenía impresas también las voy a esconder. De mi cumpleaños en grupo, de Mérida en grupo, la foto de familia "al completo" en la celebración del cumpleaños de Irene en el parque alamillo.   
- El zorro y la rosa que me hiciste de papiroflexia. Son tan bonitos.
-Batman y Rei de Lego. Ya no están juntos de frente sobre el bote de play doh. Ahora andan en estanterías muy separadas. 
-Corchos con fechas. De botellas de Lambrusco de celebraciones y no-celebraciones. Creo que te hiciste un llavero con uno.

No he quitado los libros, ni las pelis, ni las cámaras, ni los regalos hechos por tu madre. Ni el zorro de mi cama, los otros le echarían de menos. Sí que he metido para el fondo alguna ropa. Calcetines. Tazas. Algunos colgantes. Es sólo temporal. 

Creo que si tú haces lo mismo te quedarás con un cuarto con eco. 

Lo he querido guardar todo en la libreta donde todo está escrito de todos y resulta que al abrirla estaba llena de ti. Cartas, notas que ni recordaba. 
Hay un álbum de recuerdos en el que es más fácil dejarte permanecer que quitarte. Mucho cine, exposiciones, viajes, regalos...

Por borrarte tengo que quitarte hasta de la cesta de FNAC. Eran compras para tus veintinco. De la lista de deseos de Amazon. Ya no podré regalarte el chaquetón de Interstellar que tanto tiempo llevo guardando y esperando para que fuera tuyo. De Dropbox. Llevaba en la carpeta desde que empezamos un documento con una frase que leí una vez que me recordó a ti. Después de formatear el móvil me di cuenta de que había perdido varios sms. Al disco duro mejor ni asomarse. 

Fue un alivio dejarlo limpio. Entrar y sentirme bien. Poder mirar. Que fuera de nuevo refugio y no castigo. 

Sin embargo todo lo vivido no cabe en una caja ni en unos pocos escondites. No sé comprimir todo lo que sí-.

Por eso lo guardo en el pecho que lo tengo ancho como Extremo.  




miércoles, 15 de marzo de 2017

Ya no. Y la vida de Mía y Sebastian.

Ya no habrá caídas cuando hablo pareciendo de Constantina o de ti. Ni letraos. Ni bueno hijo. Ni acho. Ni cualquiera de las palabras que yo siempre creía que eran inventadas. Ya nadie me llamará Preciosa perla rara. Ni Mina. Ni Linda. Ya no soy tu Mia Wallace. Ni Carmen SanDiego. Ni la prota de Flashdance. Ya no soy tu Cleopatra. Ya no somos ellos. Cleopatra y Marco Antonio. Ni tú mi Alejandro Magno. Hank Moody y Karen. Batman y Rei. Finn y la Princesa chicle. Campanilla y Cojín. Ni Judy Hopp y Nick Wilde. Ya no habrá zorrinejos . Ni Suzy y Sam. No somos los críos de Submarine. Tampoco el skater y la enfermera del cuadro que te hice. Ni los protas de Azuloscurocasinegro. Ya no tengo mejor amigo. Ni Co-protagonista.  Ya no tengo Cashorro. Ni sexxxy. Ni a mi chico de catálogo. Ni voy en tu cartera.


Ya no subo la cuesta 
que me lleva a tu casa. 
Ya no duerme mi perro junto a tu candela. 


Ya no viajaremos a Marte. Ni al cuarto de la plancha. Ya no hace pop tu pie. Y nuestro semáfono no es más que un semáforo más que ya no recuerda que cambiaba de rojo a verde mil veces antes de conseguir despedirnos. Ya se le olvidaron todas las veces que pasé por allí, de madrugada, de vuelta de ti. Hasta cuando llovía. Hasta cuando helaba. Hasta cuando los zapatos me hacían daño. El teléfono hamburguesa no será el fijo de nuestra casa. Nadie te hará el bocadillo de Elvis para decirte que nosotros éramos ellos: Wallace y Chantry, dos idiotas que quisieron ser amigos pero no pudieron, tuvieron que ser más. Mucho más. Se murió el cafuné. El Ña: nuestra forma universal de decirnos te quiero. No habrá 9 de noviembre ni será dulce. Ni posits entre las hojas de cualquier libro. No llevaré en el vientre a Zion y Selah. No les tocarás para dormise canciones de Lauryn Hill. 

Ya no llevaremos la venda
Buscaremos respuestas
Moriremos de amor


No veremos el Jerte en primavera. Ni la nieve en semana santa. No iremos juntos a Madrid a ver al Hombre Viento. Ni al Perro Viejo. Ni al Nazca. Ni a Disneyland. Ni al de Harry Potter ni al de Lego. Se nos han quedado mil películas por ver. Y por ir a ver. La maratón de los Oscars. No he podido estrenar a Eleven. Ni vestirnos a conjunto en tus carnavales. No te he visto conducir en el asiento del copiloto.Ni pondrás tu mano en mi muslo con mis piernas apoyadas el el reposapies. Ni me has llevado a esos 80 sitios de los que hablamos. Ni te enseñaré el extranjero, el mundo, la mirada amplia de la vida. No me enseñarás a montar en bici. Ni comeré pollo al sarmiento. Ni habrá más regalos esperando la emoción del otro. 


Ya no habrá canción ni bailes de pasión
Los ojos que ahora miras, no los veo yo
Ya no seremos para siempre,



Ya no sueñas conmigo cuando sueñas bonito. Nuestra memoria sensorial sufrió amnesia. Ya no busco tus venas. Ya no me miras mientras lloro de emoción (en cualquier concierto, en en cualquier cine, en cualquier momento) absorto, enamorado. Ya no soy arte en tus ojos.


Ya no "Ain't no sunshine when she's gone".  

Ya no soy para ti. Ya no te lo dice el viento. 




Las putas ruedas no aguantaron más, cariño. 





Ya no será
ya no
no viviré contigo
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Periodo helenístico III

Ayer me sorprendí diciendo que alguien se había entallao' un deo'. Sigo mirando la mínima y la máxima de tu alrededor en el mapa del tiempo de la primera. Demasiado pronto para quitar esa costumbre.

Te guardo en la nota que te puse en el libro de Charly Efe. En el momento que dijiste "nunca te había visto sonreir así" la primera vez que me escondiste una entre las páginas al devolverme "El amor las mujeres y la vida". Me miraste como si fuera Magia. 


Todos los 'de aquí no me muevo' ahora son mentira. 


En las listas de reproducción que nos acompañaron tantos días. 
Yo te quería mucho antes de lo debido. 

Recuerdo el momento exacto en que supe que estaba enamorada de ti. Sonaba Ismael de fondo. No sé decirte cuál. Pero justo sonaba una frase. Y yo te besaba. Y te besaba. Y te besaba. Y en cada beso se me escapaba un te quiero. Te quiero. Te quiero. Que tuve que apretar fuerte en la garganta para no asustarnos. Se me escapó por los ojos y la lengua. No sé si lo notaste. Pensé que en cualquier segundo me convertiriía en un estruendoso y feliz tubo de confeti en una fiesta. Pensé que podría pasarme la vida así, con tu boca pegada a la mía. 

Te veo en las luces de candileja. En nuestro semáforo. 

Si trapito nos viera. 

Te he afeitado. Te he pelado. Te he tenido tumbado en mi pecho como un niño buscando consuelo. He pisado por primera vez contigo un tanatorio y un cementerio. Te he agarrado fuerte. Y he llorado contigo. Te he palpado la cara para volverte a pasar por el corazón. Besé todos tus complejos y traumas hasta que los viste bonitos. 


¿Qué harás con el totem? 


Todavía recuerdo lo kamikaze que fuiste al agarrarme la mano en plena madrugada y cómo me dejé explotar.




Me miro las yemas para ver si aún estás.

jueves, 2 de marzo de 2017

Periodo helenístico II

Recuerdo a Meredith diciendo 'I can't, I can't remember our last kiss. All I could think about was, "I'm going to die today and I can't remember our last kiss," which is pathetic. But the last time we were together and happy, I... want to be able remember that, and I can't Derek. I can't remember.' Y el pelo le olía a lavanda, por el acondicionador. 

La última vez que nos besamos fue la mañana del 7 de enero. Había silencio y luz entrando por la ventana de mi cuarto. Estaba tan agusto en la cama. Y eso que los dos en una de 90 no era dormir a pierna suelta. Recuerdo abrir los ojos y verte mirándome. La paz. Recuerdo sonreír. Recuerdo acurrucarme en tu hueco. A trozos. A sueños. 

Y levantarte, vestirte y recoger tus cosas. Preguntarte si no vas a desayunar antes de irte. Recuerdo mi cara de puchero la noche anterior porque no quería que te fueses. Y tu abrazo. Y tu mirada de ternura diciendo que volverías pronto y más días. 


Y el ruido de meter las cosas en la maleta. De revisar si no te dejabas algo, como pasaba la mayoría de las veces. Hablamos, pero no logro poner en pie el qué.


Y nos besamos. Suave. Mullido. Como el trazo largo de un lápiz sobre un papel en blanco. 


Te vi salir del cuarto con los párpados a medio camino. Evaporándote. Te escuché pasar por el salón con la maleta en brazos para no despertar a nadie. Y cerrar la puerta con cuidado. Sonreí pensando lo bueno que eras, lo delicado que eras. Y caí en un sueño profundo con tu olor en las sábanas. 


Ahora a veces no sé si todo eso, todo lo anterior, fue cierto o lo inventé. Ahora, cada vez que lo he rememorado el final de un poema de Bukowski viene a mi cabeza:



Linda, tú me has traído esto,
cuando te lo lleves
hazlo lenta y suavemente
hazlo como si estuviera muriéndome en sueños en lugar de
en vida, amén. 


miércoles, 1 de marzo de 2017

Periodo helenístico I

Decía Benedetti que uno siempre está solo, pero a veces, está más solo. Y creo que nadie puede entender este vacío, este hueco que tiene eco sin tener que hablar en alto. Me obligo, me presiono. Siéntete bien, cojones, es lo mejor, es lo que llegaría y te han puesto en bandeja. Esto era un paciente terminal que sabíamos que algún día sería el último. Quizá sea mi incapacidad de rendirme, de querer siempre intentarlo, seguir. El cómo habría sido todo si hubíesemos seguido me angustia, me ahoga. Como Mía y Sebastian. Es otro fracaso a mi lista, otro duelo que superar. Y "a veces, una se cansa" como decía la Maga, y quiere hacer arder la palabra resiliencia. Estoy hasta los cojones de resurgir, de sobrevivir. De que ni siquiera esto, lo único que parecía que tenía además de la Ohana, haya salido bien. Y mire donde mire sólo veo gente feliz, que progresa, que avanza, que consigue, que quiere y tiene. Llevaba mucho, mucho tiempo que, a pesar de todo, si me preguntaban si era feliz, mi respuesta era sí rotundo, con la boca llena. Y, joder, ahora dudo. Y es horrible escribirlo. Y es evidente que algo no va bien porque estoy escribiendo. Y yo no sé escribir feliz. Soy de letras tristes, y de V. Y prefería la pérdida del don. 


Soy las pinturas negras de Goya.