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Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

martes, 22 de junio de 2010

Un adiós. Y un hasta pronto.


Nos acercabamos al final del sendero. Ralentizaba mis pasos para no llegar. Sabía lo que me esperaba. Nada es eterno. Y ya no podía estirar más los minutos. Era inevitable.
El sino nunca estuvo de mi lado.

- Eres malo.
- ¿ Por qué?
- Porque te vas.
- Pero tal vez nos volvamos a encontrar
- Yo no quiero posibilidades
- No he estado tanto tiempo andando contigo. Y la mayor parte guardé silencio
- Y lo sé, ¿sabes? LO SÉ.. No sé porque cojones me importas tanto.Debe ser que el tiempo no es proporcional a los sentimientos. Me basta con saber que estás ahí.No necesito más.Mierda..
-Mierda ¿qué?
- Lo he vuelto a hacer. Escupir lo que guardo.
-Escúpeme
- Ya sabes suficiente
- Nunca lo es
- Estoy harta. Odio sentirme así. Y mírate. ¿ No sientes nada?
-Nunca fui diestro con las palabras
- ¡JODER! Te estoy gritando, ¿sabes? te estoy diciendo que no sé porque mierda me duele tanto, porque me está temblando la puta voz y ¿tú sólo sabes decir eso? ¿POR QUÉ COÑO ME AMAESTRASTE? No me des algo que luego me vas a quitar. Yo creia que era mediocremente feliz, pero llegaste tú. No puedes hacer de mi camino algo extraordinario y volverlo mierda de nuevo.
- ¿Amaestrarte?
-Sí, amaestrarme, sí. ¿ Es que nunca has leido el principito? ¿te la das de entendido de la vida y no has leido la más sagrada escritura? Amaestrarme, establecer ritos, convertir una rosa vulgar en una rosa única. Sé que en tu camino hay cientos de rosas y que yo para ti sólo soy una burda rosa más. Tú en mi camino te convertiste en una rosa única, diferente de todas.
- No puedo esperar más. Tengo que irme.
- Muérete gilipoyas.
Me atrapó entre sus brazos. Un abrazo suave que me recogió entera. Me respiró. Me besó el pelo. La frente. Los ojos. La mejilla. Besos suaves.Besos densos. Densos de sentimientos.Creí romperme.
Mi mirada se volvió turbia. Tenía que aguantar. Todo menos llorar.
Me di cuenta de lo estúpida que era. No había hecho más que escupir y a él no le hacia falta. Había dicho mucho más. Todo lo que necesitaba oír.
Acercó su boca a mi oído. Su barba me pinchaba.
Y con 20 decibelios me dijo adiós para siempre, o hasta pronto.
- Mi camino nunca volverá a ser igual porque tu estuviste en él. Claro que leí el principito. No podré recordarte con el trigo porque tu pelo no es como el sol. Pero creeré escuchar tu risa cuando el viento sople fuerte sobre mi cara. Te extrañaré. Porque soy igual de zorro que tú. Volveremos a vernos. Tú me cuidarás cuando mis huesos sean frágiles.
- Querré hacerlo. Prométemelo.
Me miró divertido y tierno. Con ese brillo. Volvió a hacerlo. Irremediablemente había sonreído. Me había hecho su gesto. Ese maldito guiño.
Cada uno comenzó su camino. Me gritó algo desde lo lejos.
-¡Espera!
-¡¿Qué?!
- ¡ Que no te lo creas tanto!
Mi sonrisa se expandió. Ese maldito hijo de perra. Como le adoraba.
Mi camino nunca volvería a ser mediocre. Ahora lo entendía.

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