- No confío en los golpes de suerte
- ¿Eres de los que cree que la suerte se la busca uno mismo?
- Pienso que si eres un desgraciao morirás siéndolo por mucho que te lo den todo hecho. Y tú, ¿en qué crees?
- Me puse nerviosa mientras cantaban. Tenía que recordarlo. No sabía si invertirlo. Me centré en aquella llama y en recitar a Tayler Durden como si fuera un maldito conjuro:
Todas las estrellas fugaces andan hartas de escuchar
cada noche tu nombre de buenos días.
Eres famoso
entre las velas de cumpleaños
y los dientes de león
y las pestañas perdidas en las dunas de cualquier mejilla.
Y mi deseo fue tu nombre. Tu nombre y todo lo que viene tras él. Te pedí a ti en todas las estaciones del año.
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