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Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Siete cabritillos. Y Serrat

Nada de lo que escribo es mentira. Nada. No sé escribir cosas que no siento. No sé inventar. Me temo que sólo adorno, tergiverso o digievoluciono.
Tengo reflejos ya innatos. Manías idiotas. Si me dices "a tope" siempre diré "con la COPE" aunque no tengo ni zorra idea de que hablo.
Siempre antes de irme de casa reviso que todo este apagado. Nada que pueda hacer chispa. Gas apagado. Ventanas cerradas. Ningún cable a la vista que pudiera ser causa de asfixia. Ningún objeto punzante de por medio. Y sobre todo ningún cuchillo fuera del cajón.
Nunca olvido echar la llave pero siempre me obsesiona la idea por unos instantes.
Antes de cerrar la puerta susurro hasta luego, os quiero.Ya sabes que jamás adiós. Lo digo cada día antes de salir. Luego no tengo cojones de decirserlo a nadie a la cara. Bueno, sí, la de siempre, Michelle.
Soy incapaz de abrir el frigorífico descalza.
Me pongo dos despertadores y aun así me quedo dormida.
Aunque vaya con tiempo el 89% de las veces llego tarde.
Con esto vengo a decir que a veces aprendo. Y a veces no.Pero como mínimo intento no tropezar de nuevo. Lo que no quita que a veces haya piedras demasiado pesadas como para moverlas sola.
Joder, no paro de repetir lo mismo.
Que vivas, joder. Eso es lo que quiero decir. 

El puzzle se me va.
En días como hoy acudo a ti. El sol acariciándome lento. Mi piel salada. El viento entrecortándome la risa y el cuerpo. El olor a sardinas.
O echarme sobre su regazo los dos embatados. Sus sustos para quitarme el hipo. La barba que me hace adorar  a las demás. Cómo posaba la seguridad sobre mis hombros. La risa que se repite a pesar de los pesares.
O ella. Mejor dicho, Ella.Perderme en sus brazos que parecían el relleno de Platero. Abandonar mi existencia y mis oídos ante aquellos cuentos. Lo guapa que era ante sus ojos. Disfrutar enseñándole, retratándola, regalándole. Su olor.
A veces creo que aún te espero. Y llevo tanto haciéndolo que me da miedo olvidar tu cara.

En días como hoy me tiré al vacío. Y no había nada. Quizás estoy pidiendo demasiado.
Créeme que lo sé. No merezco.

Vete. Jamás te preocupes. Que, como ves, yo nunca me olvido de los que se marchan.

  
Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.