Footer

Intenté escapar de las palabras. Quería crecer. Tal vez lo haga con ellas. O tal vez agarre la mano de Peter para siempre.
No aguanté. No sé si ellas me pertenecen o yo les pertenezco a ellas. Me tienen calada.

domingo, 29 de mayo de 2011

Noches de insomnio.Y algo de jazz.

No busques. No ordenes. No pienses. No crees. Que no de fe. Sino de construir. Eso que tú haces en mis ratos libres. Y no tan libres. Te cuelas. Me asaltas. Me espías. Me arrastras. Conviertes. Y no sólo materia en energía. Sino a ésta en caníbal. En asesina de carteros.
Multiplicas. Sumas. Divides. Restas poco. Horas de sueño. Y palabras en mi contador.
Disimular. Hacer creer. Y que vean lo que escondes.
Releer. Recordar. (Te)
Resistir. Reprimir. Asustar. (Me)
Encender (me). Que no sólo de rabia. De placer. De -iones. (Ilus-Canc-Alucinac)
Reírme en tu cuello. Y un beso de esquimal. Entre otros que no lo son tanto.
Y seis letras sobre las que refregarme como un gato.
Crear nudos. Mejor desnudos. Hacerte la guerra. Declararte el amor.
 
El olor antes de llover.El barrio de Montmartre. Beber una cerveza a morro. Las hojas crujiendo bajo tus zapatos. Subir a la azotea. Estar a tu altura. El camino de vuelta tras una noche de juerga. Chocolate negro. Con naranja. El último párrafo del libro. La última palabra. Un piano. Un saxofón. Un whisky doble con hielo. Tumbarte en la carretera. Y una tormenta tropical. La escena que repites sin cesar.
Rebobinar. Dar al play. Sonrisa idiota. Rebobinar. Dar al play.

Júntalo. Mézclalo. Agítalo. Viértelo.
Ese eres tú. Y tus besos. Tú.
Ácido lisérgico en tu saliva.

lunes, 2 de mayo de 2011

Terapia. Y mierda.

Tras más de doce horas de sueño se levantó. No había más razón que el dolor de espalda. Los ojos secos. Y el hecho de no levantar sospecha entre los demás. Otra noche más había desecho la cama por completo. Amanecía en un colchón desnudo. ¿Cual fue la primera decisión estúpida que había tomado? ¿Dónde estaba aquel maldito fallo que había desembocado en el edificio en llamas que era ahora su vida?
Ilusa. ¿Creías que vendría tu hada madrina por echar unas lagrimitas? Esto no es Shrek cielo.
Se bajó las bragas y mientras meaba pensó que ya quedaba menos para irse a dormir. Para haber consumido otro día de la larga ristra. Se lavo las manos y la cara. Se miró mientras se secaba. Ya hay que tener mala suerte para ser una ruina por dentro y además por fuera. La genética le había gastado una broma pesada. Orejas de soplillo y nariz de payaso. Labios minúsculos, cara de luna y ojos del montón. Mejor que no hablemos de cuello para abajo. Ni de piel para adentro. ¡Qué mala suerte joder! Además de la alergia, el asma y la futura obesidad tenía que heredar el síndrome maniaco depresivo de su abuela. Los indicios eran cada vez más claros. Encima que no la conoció le dejaba lo malo de la familia. Cariño, menos mal que no vas a durar muchos años en la tierra.
Había vuelto a ser esa jodida niña en la edad del pavo. La palabra zombie volvía a grabarsele en la frente cuando tenia a todos esos delante. Quería demostrarles que había cambiado. Que los años habían pasado y ella podía ser un buen vino si quería. Que tenia tantas cosas  maravillosas en su vida y que estaban fuera de la compresión de todos ellos. Pero en esos momentos ella quería ser corriente. Estándar. Igual que todos. Salida de un maldito molde. Sabían que palabras/gestos/miradas lanzarle para que se sintiera una obesa mórbida con la cara de un orco, el cráneo relleno de serrín y un futuro prometedor con 140 gatos como compañía y un precioso síndrome de diógenes. Pobre, la podríamos echar con el tonto del pueblo para que no se muera sola. ¡Qué lastimica! Si le estamos haciendo un favor.
Peinó su melena eterna. O su estropajo eterno más bien. Si no se pelaba como Evey Hammond era porque aquel maldito manojo era su lugar donde esconderse. Perdería la fuerza como Sansón si lo hacía. Maquilló su rostro para ocultar las marcas de la vida. Puso colorete en los pómulos para dar la impresión de estar viva. Sacó de su bolsillo el colirio para dar ilusión a sus ojos. Se dio talco en los dientes. Aguja e hilo para una bonita sonrisa. Abrió la puerta del servicio. Inspiró profundo.
Silencio. La función va a comenzar.



Y el Oscar a la actriz revelación es para...